Contradicciones en la Relación Trump – Putin y el Contexto de la Guerra en Siria

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La reciente tensión mundial por el bombardeo a objetivos específicos en Siria autorizado por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con el apoyo de Francia e Inglaterra, parece contradictoria, teniendo en cuenta el escándalo que ha rondado al líder norteamericano, que según las mismas agencias de inteligencia americana contó con la intervención rusa en su ascenso a la presidencia. La ayuda recibida por el magnate desde Rusia se habría dado a través de herramientas informáticas que desacreditaron y pusieron en duda la capacidad de liderazgo de su contrincante en las elecciones presidenciales, Hillary Clinton.

Fuente imagen: Shutterstock

El tema empezó a tener eco desde que Donald Trump inició su campaña a la presidencia de Estados Unidos, una campaña que estuvo enmarcada por la fuerte crítica al entonces presidente Barack Obama y por los cumplidos a Vladimir Putin. Desde ese momento, se notó una leve simpatía entre los dos personajes, hasta pasadas las elecciones, cuando surgió el tema de disputa entre ambos países: la situación en Siria, que hace siete años entró en guerra, involucrando diversos grupos de interés, nacionales e internacionales (Ver: Trump Vs El Mundo. Reseña de sus Medidas Proteccionistas).
El inicio de la guerra en Siria se remonta a la Primavera Árabe, que ocasionó la caía de varios regímenes, entre ellos los de Túnez, Egipto y Libia. Siria proyectaba ser el siguiente, pero el apego al poder del aun presidente, Bashar al-Ássad, y el apoyo de Rusia no lo permitieron. Agregado a esto, estuvo la intervención de occidente, que pese a su inconformidad con el régimen de al-Ássad, prestaron prioridad a frenar la expansión del Estado Islámico.
Así, se fueron reordenando los grupos y las naciones con algún interés. Turquía, por ejemplo, con enemistad exclusiva hacía los Kurdos y sin intención de crear disputas con otros países, ni de occidente ni del este. Por otro lado, Rusia, Irán y el régimen de Bashar al-Ássad constituyen el bastión al cual pertenecen los Chiitas. En contraste, estarían los países de occidente: Francia, Inglaterra y Estados Unidos, que en la zona cuentan con el apoyo de Israel y Emiratos Árabes. Este grupo es aliado del bastión sunita, aparte de apoyar a otros grupos rebeldes que están en contra del régimen de al-Ássad.
En este complejo escenario varias preguntas salen a la luz: ¿cuál es el juego de Trump y Putin? ¿Por qué Siria? ¿Qué interés oculto tienen los países, específicamente, Estados Unidos y Rusia en este conflicto? Dando respuesta a estos cuestionamientos, se tiene que, entre los dos presidentes en mención, algunas “jugadas” en la geografía mundial son aceptadas; caso de la apropiación de Crimea, área arrebata a Ucrania por Rusia, y de la reciente declaración de Jerusalén como capital de Israel por parte de Estados Unidos. En ambos casos, hubo un par de declaraciones sin que los homólogos entraran en fuertes discusiones por ello.
Así las cosas, parece que hay un acuerdo tácito entre los mandatarios, que se rompe cuando es la economía del país la que sufre ciertos quebrantos, como sucedió con la reciente caída del dólar estadounidense, que se detuvo e incluso se recuperó con la decisión del bombardeo a Siria, hecho que disgustó a Rusia. Igual, la palabra se hizo moneda
En el tema ¿por qué Siria? varios puntos salen a luz. El primero, sin lugar a duda, fue el factor oportunidad; un desorden aprovechado. Otro factor es la posición geográfica de Siria, que se encuentra rodeada por Irak, Israel, Líbano, Jordania, Turquía y el mar Mediterráneo. Gracias a esto, es un punto estratégico donde todos quieren estar. Otro aspecto es el querer mostrar la capacidad de incidencia en la geopolítica global, un aspecto impulsado por el ego de algunos gobernantes.

Fuente: Sectorial.co
En respuesta a la tercera pregunta, los intereses son múltiples. En el caso de Estados Unidos sería mantener al margen a Irán, acción apoyada por Israel y Arabia Saudita. Un tema relacionado es que Irán y precisamente, Arabia Saudita, se quieren consolidar como economías líderes en la región, por lo que ambas evitan a toda costa la expansión del otro. En el caso de Rusia, el interés es mantener el régimen de Bashar al-Ássad, pues este le permite mantener su base naval en el puerto de Tartus, sobre el Mediterráneo, con lo que limita el auge del tentáculo de occidente en el Medio Oriente, Israel, que potencialmente podría enfrentarse con Irán. No en vano el tema del desarrollo de armas nucleares por parte de este último país ha estado sobre la mesa.
Como otro interés, se encuentra el trazo del gaseoducto desde Qatar y Arabia Saudita hacía Europa por Turquía o del gaseoducto iraní que atravesaría Irak, en ambos casos pasaría por Siria. En este punto, todos tienen intereses y en mayor proporción Europa occidental debido a la dependencia del gas ruso.
Con este escenario, aparece otra pregunta: ¿la fortaleza del dólar americano se basa más en el potencial armamentista de Estados Unidos, que en su potencial económico? Inicialmente parece que sí, como lo muestran los resultados de la guerra comercial con China y su amplio déficit fiscal. No obstante, está pendiente la posible subida de la tasa de interés por parte de la FED en las seis reuniones que restan en el 2018, lo cual potenciaría nuevamente el dólar (Ver: ¿Cuáles son los Efectos del Aumento de la Tasa de Interés de Estados Unidos en la Economía Colombiana?).
En cuanto la participación en el escenario global, el tema es delicado y más en el Medio Oriente, pero se evidencia que el control sobre una de las regiones de mayor inventario energético mueve las monedas del mundo. De ahí el caso Crimea y ahora de Siria en cuanto a los gaseoductos, un tema similar a la búsqueda del control del estrecho de Ormuz, zona de movilidad de petróleo por el Golfo Pérsico bajo la tutela de Irán, amparado por Rusia, al tiempo que Israel se torna dominante ampliando su extensión bajo la tutela de Estados Unidos.

 

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