La desaceleración económica mundial pasó de ser una perspectiva a largo plazo a ser una situación que los países están enfrentando. Las presiones comerciales entre Estados Unidos y China no cesan y el impacto se siente con mayor fuerza en los mercados globales al punto que se han tenido que ajustar las proyecciones de crecimiento a la baja. En esta misma línea, la economía europea que lleva más de una década sin crecer está ratificando su desaceleración con la recesión en la que está entrando Alemania. Respecto a los países de la región, Ecuador se encuentra en recesión, y la economía colombiana, pese a ser pequeña no es ajena a efectos de una recesión global.
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La guerra comercial que han sostenido Estados Unidos y China ha generado desequilibrio e incertidumbre en los mercados y ha empezado a afectar la economía de ambos países, amenazando el crecimiento de las principales economías mundiales. No obstante, pese a que la aplicación de aranceles continúa y se ha impuesto a más productos, los dos países anunciaron que entrarán a nuevas negociaciones en octubre para llegar a consensos que beneficien a ambos países. Este anuncio ha caído bien en los mercados bursátiles asiáticos, sin embargo, algunos economistas del Peterson Institute For International Economics, han manifestado que ponen en duda las afirmaciones de Trump, puesto que previo al anuncio de las negociaciones ratificó que antes de diciembre aplicará aranceles a casi la totalidad de los productos provenientes de China. De continuar este panorama, la incertidumbre continuará en el mercado global con sus efectos adversos.
Los efectos de la guerra comercial han llevado a que China adopte medidas internas para impulsar su consumo, a través de políticas expansivas que apuntan a inyectarle liquidez a la economía, vía mayores préstamos a las pequeñas empresas y así estimular el crecimiento económico. De esta manera, el país asiático busca protegerse ante una prolongación de la guerra económica con el país americano.
En cuanto a la economía europea, tras conocerse el comportamiento del PIB de Alemania en el segundo trimestre del año, se prendieron las alarmas al encontrarse con una contracción del -0,1%. Esto, sumado al estancamiento económico de Italia y Francia que se encuentra al borde de la recesión, generan incertidumbre tanto en Europa como en la economía mundial. Ante esta situación, directores de institutos alemanes de economía sugieren que es el momento de que se abandone, o por lo menos que se flexibilice la política de austeridad sostenida por el país, argumentando que con la política monetaria ya se ha hecho suficiente incluso llegando a tipos de interés negativo, por lo cual es momento de que el gobierno se ponga al frente.
Por otra parte, a nivel regional también hay alarmas de recesión económica. A parte del caso crítico de Argentina, también se encuentra Ecuador, país que ha ajustado sus expectativas de crecimiento al 0,2%. Los bajos porcentajes de inflación están reflejando una caída en la demanda del mercado nacional, situación que expertos en economía atribuyen a una mala gestión del gobierno. Según análisis de la Cepal, los principales factores que explican el estancamiento en la nación andina son el aumento en la informalidad laboral, caída en la producción minera, la reducción de las exportaciones y la situación de la economía mundial, principalmente la guerra comercial. Así mismo, el riesgo país incrementó 651 puntos en agosto, lo cual afecta la capacidad crediticia y la recepción de inversiones.
Frente a la economía nacional, el ministerio de Hacienda presentó el Marco Fiscal de Mediano Plazo para el 2019, donde se prevé que el crecimiento del PIB se sitúe en 3,6% y 4% en 2020, esto si se cumple el plan a cabalidad. Adicionalmente, se prevé un gasto más austero para el Gobierno con una reducción del 2,3% del PIB en el largo plazo.
Sin embargo, algunos expertos consideran que en los últimos años se ha dado un aumento importante de la deuda pública, lo cual refleja que la regla fiscal parece no ser suficiente para anclar la deuda, situación que puede empeorar dado que las perspectivas de crecimiento se ajustaban alrededor del 3,6% y para el primer semestre la economía creció 3% lo cual deja poco margen de maniobra al gobierno con el control del gasto. La calificadora de riesgo Fitch Ratings responde con críticas al manejo fiscal, indicando que para el próximo año el gobierno requerirá algún tipo de ajuste bien sea de ingresos o gastos para poder cumplir con la meta de déficit fiscal.
Con este panorama, nuestras expectativas sectoriales para el crecimiento del PIB en el 2019 se sitúan en 3,2% teniendo en cuenta las implicaciones del Plan Nacional de Desarrollo, una política monetaria estable y unos incentivos relevantes para la inversión extranjera que ayuden a menguar el impacto del mercado global.
