Exenciones que Estarían Amenazadas Ante la Inminente Reforma Tributaria en Colombia

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Diferentes expertos y economistas han expresado que Colombia necesita una reforma tributaria estructural que mejore los ingresos del estado y que contribuya a disminuir la evasión de impuestos. Con la crisis que ha generado la pandemia del coronavirus, esta necesidad ha ido creciendo y diferentes analistas mencionan de la urgencia de una ley progresiva que elimine exenciones e incremente el impuesto de renta. (Objetivos Reformas Tributarias en Colombia del 2000 al 2019 (Infografía))

Fuente imagen: shutterstock

Si bien el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, mencionó que durante el Gobierno de Iván Duque no se volvería a proponer una reforma tributaria, con las condiciones económicas actuales derivadas de la pandemia (Herramientas Gratuitas de Seguimiento a la Erradicación del Covid-19), la caída en los precios del petróleo y todos los efectos adversos que esto ha traído para el país, el panorama fiscal ha cambiado, el Gobierno ahora tiene una maniobra más limitada, por lo que se necesita un mayor recaudo.
Según indican diferentes economistas que han analizado el tema tributario en el país, para poder llevar a cabo una reforma fiscal se necesitaría que la economía empiece a mostrar signos de recuperación y a estabilizarse, un escenario que depende de la efectividad de la vacuna y que probablemente pueda empezar a reflejarse a partir del segundo semestre de 2021.
Los expertos coinciden en que sí es necesario tramitar la reforma pero señalan que lo más inmediato es atender la crisis con gasto, evaluar exenciones que sean inmediatas y cuantificar el impacto en materia de salud pública en los próximos meses para tomar decisiones tributarias contundentes, recalcando la necesidad de financiar el déficit fiscal que ya existía antes del covid-19.
En el Gobierno de Iván Duque, la primera reforma tributaria se expidió con el fin de completar $7 billones de recursos para financiar los objetivos planteados en el Presupuesto General. Con esta ley, se estimaba según la ANDI, el recaudo de $158,5 billones en impuestos en 2020, el equivalente a 14,2% del PIB, pero dada la coyuntura esta suma quedó incierta.
Asimismo, en cuanto a la inversión se esperaba un impulso que contribuyera con el crecimiento económico, sin embargo, la inversión tanto extranjera, como de empresas nacionales ha caído lo que recorta los ingresos esperados por el Gobierno.
Es por esto que economistas y dirigentes como José Antonio Ocampo, Sergio Clavijo, Luis Carlos Reyes, José Ignacio López, Jorge Enrique Espitia, Salomón Kalmanovitz y Luis Fernando Mejía concuerdan en que lo primero que debe hacerse es eliminar exenciones que fueron aprobadas en la Ley de Crecimiento Económico, como son el descuento del IVA en la compra de bienes de capital, el descuento del ICA en el pago del impuesto de renta y la reducción del impuesto de renta. Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, expresó: “diría que el primer artículo de una nueva reforma sería reversar el descuento de impuesto de industria y comercio contra el impuesto de renta, una medida que cuesta entre $7 billones y $8 billones al año según nuestros cálculos”. Además, Sergio Clavijo mencionó que “el imporrenta a las empresas debe regresar a 33% y no permitir deducciones tan generosas ni del ICA, ni devoluciones del IVA correspondientes a maquinaria importada”.
Por su parte, Salomón Kalmanovitz indicó que la reforma estructural deberá ser progresiva, resaltando que en línea con el Gobierno que procura que la tributación se concentre más en las personas naturales y no tanto en las empresas, aquellos de mayores ingresos deberían pagar más, “se podrían poner impuestos progresivos a todos los salarios altos, así como a las pensiones mayores a $8 millones e impuesto a los patrimonios líquidos e IVA alto a consumo de lujo”.
Finalmente, diferentes actores del mercado señalan la importancia de que el Gobierno sea claro y envíe el mensaje a los mercados sobre la necesidad de hacer esta nueva reforma tributaria que se requiere para cubrir el déficit fiscal que será más amplio por la pandemia. No obstante, en el mediano plazo lo más importante es cuantificar los efectos del covid, la caída en el PIB y ver como va evolucionando la economía con una eventual vacuna, para así tomar decisiones de fondo y dar tranquilidad a los mercados e inversionistas con el compromiso de una reforma que beneficie el país.

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