Nada más Permanente que un Impuesto Transitorio. El Caso del 4 X 1.000 Colombiano

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Inició como impuesto transitorio para rescatar el sistema financiero, se quedó para ayudar a reconstruir el Eje Cafetero y ahora que está a punto de entrar en vigencia la ley que desmontaría gradualmente el 4×1.000, el Gobierno propone que este gravamen sea el salvavidas del agro.

Foto: www.sxc.hu (Autor:Pierre Amerlynck)

El 4 x 1000 es un impuesto que tiene origen en los efectos de la crisis financiera de la década de 1990, pensado para que sirviera de salvamento al sector bancario colombiano, que se inició en el 2 x 1.000 de acuerdo con el decreto 2330 del 16 de noviembre de 1998, y que se dictó con efectos transitorios, en virtud de que se trataba de una medida excepcional, cuya razón de ser era la existencia de una crisis económica.
Nació como una medida transitoria en un momento de crisis de la banca pública y ya lleva 15 años sin que nadie lo haya podido tumbar. Diferentes organismos, como el Fondo Monetario Internacional, han aconsejado la eliminación de un tributo que ahora vuelve a verse como un salvavidas, en este caso, para el sector agrario.
En el Congreso de la República donde se tomará la decisión definitiva sobre utilizar o no los recursos de este impuesto para el agro se plantearon a comienzos de septiembre de este año varias alternativas para recaudar los tres billones que se necesitan para inyectarle capital al sector, con la finalidad de conseguir recursos para financiar los acuerdos que pusieron fin a la huelga agraria que afectó diversas zonas del país. El 4 x 1.000 se ve como la más viable, para el Gobierno este impuesto es cómodo, porque su recaudo es fácil y barato.
El Estado recauda cerca de $6 billones anuales, pero el problema es para el sistema bancario que no logra aumentar su cobertura, ya que este impuesto ha promovido el uso del efectivo y la desintermediación financiera, disparando la participación del efectivo en los medios de pago desde el 30% en los noventa a niveles cercanos al 45% en la actualidad. Además, los analistas dicen que el tributo promueve la informalidad en las empresas medianas y pequeñas, que evitan realizar transacciones por el sistema financiero, lo cual termina reduciendo el recaudo.
Por otro lado, una de las promesas de Juan Manuel Santos cuando era candidato a la presidencia de nuestro país fue el desmonte del impuesto o gravamen a los movimientos financieros.  Según el presidente Santos la eliminación de este tributo se haría secuencialmente pasando a un 3 x 1.000, 2 x 1.000 hasta quitarlo por completo en 2018. Sin embargo, el Ministerio de Hacienda radicó a principios de este mes ante la Secretaría de la Cámara de Representantes el proyecto de ley para extender por un año el desmonte de este gravamen, para apoyar con estos recursos a los campesinos y acompañar el Pacto Nacional Agropecuario.

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