El desarrollo de programas capaces de analizar grandes bases de datos pone en creciente peligro la privacidad de los usuarios, según José Luis Rodríguez, director de la Agencia Española de Protección de Datos “Los datos son el petróleo del siglo XXI”.
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La información ha sido vital para el mundo de los negocios, y esta máxima gana aún más valor en la era digital. De la mano de la interactividad y la comunicación desde múltiples vías que permiten las plataformas online se generan y almacenan constantemente datos que provienen de actividades diversas. Esta gran masa de información que se actualiza en tiempo real y es originada en múltiples fuentes, es conocida como “Big Data”. La capacidad de procesar más información, más rápido y en profundidad; está permitiendo a empresas, gobiernos, investigadores y otros; comprender el mundo de una forma que nunca se imaginaron.
El auge de las redes sociales y otros servicios online han ayudado a convertir a Internet en una gigantesca plataforma para la recolección de información, puesto que los usuarios van registrando lo que les gusta y lo que no, y catalogan sus vidas minuto a minuto. Cada vez que una persona publica un comentario en Twitter o realiza una compra en Amazon, se está sumando al aluvión de datos al que nos enfrentamos.
Numerosas empresas y organizaciones de todo el mundo necesitan almacenar y gestionar correctamente esta cantidad de datos e información que se genera diariamente, la tecnología big data se aplica indistintamente en diferentes campos y sectores, dentro del ámbito de la empresa privada, en organizaciones y centros científicos, incluso gobiernos que gestionan ciudades y países enteros han encontrado en esta tecnología su mejor base para optimizar toma de decisiones y resultados.
En diferentes ocasiones la información captada por empresas privadas es tratada y analizada con el objetivo de aumentar sus ventas y ganancias; por ejemplo empresas como Google, Amazon, Apple, entre otras, presentan anuncios personalizados a los gustos y necesidades del usuario tras un análisis de las búsquedas o compras realizadas. Por otro lado, los datos les permiten predecir futuras demandas de un producto o mejorar las prestaciones que ofrecen a sus usuarios.
Los gobiernos utilizan esta tecnología para mejorar los servicios que prestan a sus ciudadanos, en algunas ciudades, gracias a la captura de datos mediante sensores repartidos por toda la localidad se ha podido analizar las congestiones de tráfico con el objetivo de predecir en cualquier momento cuando se va a producir un trancón de tal manera que cambien automáticamente las señales de tráfico con el objetivo de mejorar el flujo circulatorio.
Por otro lado, a pesar de los retos que tienen las empresas, las ciudades y las industrias para adoptar el big data, es necesario que se establezcan los riesgos asociados a su implementación, así como las pautas que aseguren el cumplimiento de las leyes y regulaciones de la privacidad. Según Robert Stroud, miembro del Comité de Influencia Profesional y Consultivo de ISACA y vicepresidencia de estrategia, innovación y gestión de servicios de AT Technologies “si el conocimiento es poder, el Big Data representa mayor influencia”.
