El Contraste Climático, un Golpe a la Economía Nacional

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Predecir los desastres naturales, en un país con una diversidad geográfica tan amplia como Colombia, no es cosa fácil. Menos, cuando el calentamiento global se evidencia de manera fuerte y según parece, profunda en el desorden climático, generando un alto impacto sobre viviendas y productos ubicados en zonas de alto riesgo. Sin embargo, la gravedad del caso radica en el contraste acaecido entre los estragos causados por las lluvias y los vientos huracanados  en una parte del país y el flagelo devastador del verano en otras, especialmente de la zona céntrica. En ambos casos, dejando cuantiosas pérdidas económicas en un momento en el que se pretende llevar a cabo la ejecución de importantes obras como el megaproyecto vial 4G. (Construcción de Obras Civiles, el Sector Llamado a Menguar la Caída de la Actividad Petrolera).

Fuente: Datos del Sistema Nacional de Gestión De Riesgo
de Desastres. Elaboración de Sectorial.

Los fenómenos climáticos no dan tregua, algunas veces El Niño y La Niña parecen actuar juntos y otras tantas en secuencia. Al final, los dos se muestran como responsables de pérdidas de vidas humanas, destrucción de viviendas, obstrucción de vías y, desde luego, incendios e inundaciones que afectan la producción agrícola y pecuaria de la nación.
Por un lado, las intensas olas de calor, más conocidas como fenómeno del Niño, se mostraron agudas en las regiones Caribe y centro Andina. Los casos que desde inicios de 2015 fueron más preocupantes figuraban en las zonas lecheras del Tolima y Cesar, los cuales registraron una disminución cercana al 50% en producción. Los siguieron Córdoba con un 25%, Cundinamarca y Nariño con un 20% y, Neiva y el Atlántico con un 15% según el reporte de Fedegan. A lo anterior se le suma la muerte de 30.709 semovientes y el traslado de 635.000 a zonas con presencia de agua y alimentos.
Por otro lado, está el fenómeno de La Niña que trae consigo lluvias continuas causantes de avalanchas, deslizamientos, inundaciones y vendavales. En este aspecto, los departamentos más afectados se ubican al norte de la región Andina y la Orinoquia colombiana. Incluso Putumayo y departamentos como Córdoba y Cesar, que aún no se reponían del verano, se han visto afectados por las lluvias. Lo curioso del tema, es que el fenómeno de la niña parece tener mayor impacto en términos del número de sectores económicos que afecta ya que perjudica de forma directa la rama pecuaria, agrícola, comercial y de transporte, especialmente el de carga pesada.
Para más claridad, basta ver la reciente destrucción ocasionada por la creciente del río Cusiana a la vía que comunica los departamentos de Boyacá y Casanare, una carretera alterna al llano, donde se vieron represados más de 3.000 vehículos de carga pesada (El Transporte Terrestre de Carga Terminó Desacelerado el 2014 y Comenzó Inmovilizado en 2015). En Santander, tres tramos también presentaron cierre de vías dejando al municipio de Pamplona incomunicado y perjudicando de paso las redes de distribución eléctrica y de telefonía por más de un día.  En Arauca, las pérdidas no paran. Tan sólo en Arauquita se registró en el primer trimestre de 2015 el daño de 5.488 hectáreas en pastos, 1.174 de cacao, 76 de maíz, 290 de plátano, 39 de yuca y 42 de arroz; sin incluir criaderos de peces, aves de corral, porcinos, caprinos y cultivos hortícolas.
Con lo anterior, sale a flote que los fenómenos ambientales, bien sea Niño o Niña, siguen causando estragos cada vez que aparecen, dejando en veremos los esfuerzos que realizan las entidades nacionales, tanto públicas como privadas por mitigar y evitar los daños. Se observa de igual forma, un enorme contraste entre los planes de desarrollo que actualmente se ejecutan en aras a mejorar la competitividad del país y las altas inversiones que se deben realizar cuando se presentan incidentes por causas naturales. Las cifras indican que entre el 2006 y el 2014 se presentaron 2.655.426 familias afectadas, 33.052 viviendas destruidas, 868.843 viviendas averiadas, 4.943 vías afectadas, 630.589 hectáreas de cultivo destruidas y 9.390.554 personas damnificadas por inundaciones.
Valdría la pena que las entidades encargadas del control de riesgos de desastre ocasionados por fenómenos climáticos sean más radicales a la hora de ejecutar sus propuestas preventivas, con el fin de evitar gastos adicionales. Para ello se deben realizar campañas de concientización a la población que vive en áreas de riesgo y respetar los espacios no aptos para la acción humana. Sin embargo, se destaca el esfuerzo del Gobierno Nacional e instituciones relacionadas, ya que la previsión de los desastres naturales es una tarea con alta incertidumbre.

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